El Rio

El rumor de los pájaros guinderos , aquel estribillo de cantos confunden a cualquiera; más si es a media noche, con una linterna que va muriendo y sin un caballo.

Don Miguel Ventura bajo por la ladera del mismo monte que recorre todos los días tratando de encontrar el camino de herradura, era ahora para él, un sitio extraño, muy extraño tan así que se sentía perdido esto nunca antes le había sucedido, por primera vez  se sintió desorbitado, fuera de sí, como si aquel lugar su terruño de toda la vida, no estuviera ahí, fuera otro, y él fuera un extraño que llega por primera vez a una tierra desconocida.

Los pájaros seguían con sus estribillos, aquel sonido lo aturdía cada vez más, le reventaba los tímpanos y el los maldijo en sus adentros, "Malditos pájaros".

Aparte de ese maldito estribillo , se  podía escuchar a lo lejos el sonido tenue de piedras que chocan unas contra otras , ese sonido lejano, era para él algo familiar que no podría olvidar jamás , entonces comprendió que aquello era un rio , y empezó a guiarse por el sonido , se decía siempre y esto sucede sobre todo en los valles en ceja de selva "cerca de un rio hay población" , los matorrales y los copiosos arboles auscultaban las luces del pueblo y también los maldijo de un modo extraño porque profirió de sus labios "Si tan solo tuviera mi machete, si tan solo... ".

Luego de cruzar un pitipan por el cual resbalo , cayó de bruces, tropezó ,volvió a tropezar, volvió a maldecir a los pájaros y deseo cortar aquellos arboles más de una vez , al fin vislumbro con la poca luz que prodigaba su moribunda linterna; el camino de herradura ,respiro aliviado , contuvo por unos segundos el aliento pesado para luego absorber dos bocanadas de aire tratando de pensar , su poncho mojado lo estorbaba aunque aun no sentía ningún frio , se quito el poncho mojado y de paso cogió su alforja tratando de encontrar aquel licor libidinoso , su compañero fiel de toda la vida, poco a poco salió de su alforja con esa voz callada pero con ese olor inconfundible, una botella a medio llenar de "cañazo".

Don miguel ventura se sentó y luego de beberse un par de sorbos largos de  cañazo prosiguió camino abajo , empero ; empezó a recordar con un extraño sentimiento que le carcomía a gran velocidad el alma , aquello que él hubiera querido olvidar y es más lo había hecho por unas horas , su eterna compañera había muerto y el volvió a medio morir y luego de andar bebiendo más de dos días a su terruño ,el cual, el supo construir para ella desde muy joven ; el hubiera querido olvidar aquel pueblo, aquellos arboles , los estribillos de aquellos pájaros , que ahora maldecía porque todo, absolutamente todo le recordaba a su mujer , pero  hubo olvidado al menos el camino por unas horas; lo olvido a la fuerza con ayuda de su inseparable amigo el licor de caña .

¿Fue aquel remanso de soledad que sintió en el alma y que el licor no supo acallar ó fue el frio que ya empezaba a calar en sus huesos lo  que lo volvió a la realidad de un solo golpe?

Don Miguel Ventura lanzo hacia lo lejos su botella, como maldiciéndola, siguió camino abajo, tropezando aquí y allá con alguna que otra piedra (su linterna no daba para más), ensuciándose los zapatos con lodo y estiércol de caballo, al fin y muy claramente diviso algunas luces, supo que era su pueblo y al contrario de sentir alivio, sintió pena, pena de volver al lugar donde había compartido sus últimos veintiocho años con Clara su mujer.

Al entrar en el pueblo, por esas callejas antiguas y descuidadas observo una vez más aquella  ahora miserable plaza(que él ayudo a construir) que algún día el amo porque fue allí donde clara, sus dos hijos y el compartieron los mejores momentos de su vida , los hijos como casi siempre sucede partieron mucho antes y mucho tiempo después clara murió , un día que él quiso olvidar con todo ahincó, una muerte que no quería comprender pero  que había sucedido y a pesar de su forzado y corto olvido clara había partido dejándole a él engarzado en un mundo de tinieblas que solo pudo aguantar unos días ; entonces y ya sin temor odio aquella plaza porque le recordaba en aquel momento a su mujer que ya no estaba, a sus hijos que habían partido, es decir su vida.

Siguió camino adentro  bordeando el lado derecho de la plaza y salió por un callejón que daba directamente al rio se sentó en un peñasco , donde recordó con avidez pasajes de su vida con clara , soltó alguna que otra lagrima y empezó a sentir la voz estentórea del rio  minutos después y ya sin su fiel aliado.

Don miguel Ventura lanzo un alarido estéril de protesta  por una vida que ya no deseaba y su voz invocando a clara se perdió momentos después cuando al fin aquel alarido  estéril empezó a confundirse con el sonido de esas piedras que chocan unas contra otras, pero que esta vez sonaban diferentes como si por unos minutos las aguas se aquietaran, pero no sucedió así el rio  no  pareció sentir ninguna pena y siguió su larga travesía hacia quien sabe dónde, tal vez al mar.

Don miguel  Ventura se termino de morir dos días después de la muerte de su  mujer  luego de haber vagabundeado, acabado varias botellas de licor de caña,  haber perdido su caballo, tropezado mas de mil veces, maldecido a los pájaros y amenazar con talar todos los arboles del monte  .

Pereció unas horas después de un atisbo de olvido, un día jueves de madrugada en un pueblo que ya no sentía suyo pero en el cual lo conocían todos, murió pero no fue olvidado.

En el cementerio de aquel lugar se escucha aun ahora a viva voz el estribillo febril de los pájaros guinderos que se confunden con el sonido retumbante de un rio; el Rio Ventura.

“Pitipan” - camino estrecho  ,accesorio al camino de herradura , atajo.

Autor : "Hideki".