lunes, 4 de julio de 2011

Adiccion.

Mientras se revolcaba como puerco en su sofá, iba calando aquel pitillo; al igual que el anterior, el humo del cigarro se había vuelto denso, probablemente por la mezcla de sustancias; y gracias a la miscelánea narcótica, el humo invadía los rincones de la sala como las nubes del ocaso lo hacían en las costas del oeste. Daniel se dispuso a buscar formas definidas, quería leer el futuro, o cualquier otra cosa. Una vez leyó sobre brujas que podían adivinar el futuro con sólo mirar las formas del humo de las caladas, o en aquellos chamanes que leen el futuro mediante la exhalación del humo del cigarro , no se creía un brujo menos un chaman pero quería pronosticar de cierta forma su futuro.
La concentración resultaba primordial. Había visto por la televisión aquellas mujeres poniendo caras extrañas y muy poco ortodoxas, seguramente por causa de la concentración intensiva a la que se exponían para poder leer cosas ilegibles y proféticas en aquellos humos, ver a chamanes profetizar la realización de algún terremoto o leer el futuro de alguno que otro parroquiano crédulo de aquellas supersticiones que él quería creer. Daniel giro la cabeza en el sofá y empezó a lanzar grandes cantidades de humo al aire , al poco rato su pitillo termino por acabarse , la sustancia narcótica empezó a hacer efecto en sus adentros , Daniel pensó en lo duro que podía resultar si sus padres lo descubrieran en ese momento , sin embargo empezó a abandonar el pudor y cierta decencia que le quedaba (no amaba a su madre) estiro la mano y tiro el resto del pitillo en el cenicero marrón que le había regalado su tío , ahora empezaba a sobrevolar su mundo , ahora lo conocido le parecía extraño , dejo de lado su sofá que era lo único de lo que tenia certeza  y se adentro en territorios desconocidos tratando de encontrar un poco mas de hierba , no le afecto haberse resbalado en las gradas y haberse rasmillado en la rodilla derecha , eso no tenía importancia ahora,  es mas aquello le causaba una risa descomunal como si nunca hubiera reído antes, a las caídas llego a su cuarto entablo una conversación con su puerta – mientras la abría – camino hacia el fondo de su habitación mientras las ganas de reír y su risa misma no paraba , esculco sus propias cosas como un ladrón que trata de encontrar algo de valor , al fin encontró lo que buscaba en un atisbo de cordura preparo rápidamente  un pitillo con una hoja de cuaderno y esa miscelánea de hierbas , para  el nada extrañas –el efecto empezaba a pasar–el necesitaba no estar así cuerdo , consciente necesitaba estar somnoliento, inerte y fuera de sí para que nada de lo exterior lo afectara y que cada movimiento o situación extraña solo le causara risa y ningún dolor, estaba volviéndose adicto, él lo sabia pero aun así continuo con esta terapia que parecía curarlo de una vaga manera pero que en la realidad cruel solo acrecentaba su adicción y aplazaba por momentos–momentos ufanos por cierto –su enfermedad. Olvidándose de su enfermedad empezó a tratar de predecir su futuro, al encontrarse de nuevo echado en el sofá, y con el cenicero cerca (en el suelo) empezó a exhalar el humo tratando de formar alguna que otra figura al comienzo aquel ejercicio solo le causaba una risa estentórea pero recordó la concentración que se debía de tener para lograr de cierto modo tener un atisbo de su futuro;  tal vez alguna premonición en el humo.
El humo seguía espesando el lugar, que se mostraba perfectamente cerrado y cobijado del frío exterior. El seguía observando las formas y trayectos del humazo entre un estado de placidez absoluta y un repentino sueño frustrado por los efectos narcóticos. El joven pensaba en su olvidada madre, en las pompas de jabón, en las brujas que adivinaban futuros inciertos. Una mezcla de pensamientos, que, en aquel momento no le sobrevendrían reveladores. Eran los simples pensamientos del pensar por el pensar y por aburrimiento. Retozó largo rato en aquel lugar, y no haría nada digno hasta volver en si como lo que era cuando realmente lo era. Y de este modo, calada tras calada se le acabó el cigarrillo.
Una vez acabado el aspirar y el consiguiente exhalar, la colilla fue a parar al suelo de modo poco escrupuloso, tan poco escrupuloso que acabó por caer en un cenicero que había quedado en el suelo, junto a una moqueta de color ensordecedor. Daniel estiró sus extremidades conformando un gesto de holganza máxima, y prosiguió con la observación de los residuos del tabaco. Ondulantes, volaban las nubes de humo gris, estableciendo altos vuelos por la techumbre del salón de aquella casa. Quiso encontrarles correspondencia con alguna forma pero era casi imposible en aquel momento.
Después del debido desplegar de brazos y piernas, hasta el punto de estirar todas y cada una de las falanges. Daniel optó por buscar una posición merecedora de ser aplicada en un sofá como aquel y continuar más convenientemente con lo duradero del humo y de las visiones que poco a poco empezaban a tomar forma en su mente.
Las formas animales empezaban a aparecer, recorrían el saloncillo al ritmo del aire férvido y condensado de las ascuas. No le descubrirían nada nuevo aquellas visiones tan poco particulares. Trataría de evitar coincidencias y desechar la poca resolución de las posibles intuiciones. «Los consejos televisivos nunca funcionan» pensó Daniel. El argumento de las brujas le había advenido estúpido e irreal, tanto como que hubiera querido que fuese su vieja madre una de aquellas farsantes dignas de comedia y burla.
No había logrado nada, las formas que él creía ver no representaban nada y el no podía entender que el efecto de aquella miscelánea narcótica estaba esfumándose como el humo grisáceo que empezaba a escapar por una ventana del fondo .
 Autor : "Hideki"

3 comentarios:

  1. ¡¡¡¡Killo que te se quema vivo!!!
    Estupendo relato
    Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Hay vamos mejorando gracias ...40ñera :)!

    ResponderEliminar
  3. Alguien me dara palo por las faltas ortografias pronto .. eh :(!

    ResponderEliminar