jueves, 1 de marzo de 2012

Destino


  Traté de levantarme pero Julia aún seguía pegada a mí como una niña en el regazo de papá. Me recosté un momento para no despertarla, aún tenía tiempo, el trabajo podía esperar. Cerré los ojos un momento y pensé: las cosas en el trabajo son irrelevantes solo es ir y venir, cumplo con esto y con lo otro, hacer algunas llamadas durante el día la misma pregunta “Necesita usted tóner”. M… me despertó mientras decía “Apura o llegaras tarde al trabajo”. La observe, me quede callado. Esta vez no pude resistir el sueño, quede recostado sin pensar en nada. Luego sentí que alguien retiraba sus brazos de mí y sin más una voz; aguda, fuerte, conocida me invitaba a desayunar.

  En el trabajo siguió todo igual a excepción de una sonrisa sarcástica que me dio  la recepcionista cuando llegué. Era un poco tarde, me pareció que se rió de mi forma de vestir. Me acomode en mi “oficina”, realice las mismas llamadas de siempre. No salí a almorzar y me quede recostado sobre mi silla, observando los papeles, la vieja pantalla de mi computadora, el papelero lleno. Me recosté aún más, acerque un poco el periódico observe la sección financiera, nada nuevo “El euro cada vez más estable”. Por la tarde llene notas de pedido, vacié el papelero. M… en el ascensor, La apariencia de recepcionista aún en el aire.

  Nada me hacia imaginar lo que vendría después tal vez es misión del destino cobrarse las miserias, los engaños, ¿quién  sabe? Quizás solo sea el azar o una mala decisión. Entramos a casa, ella fumaba un cigarrillo “¿Qué como entro? Aún hoy no lo sé”. Lo siguiente que recuerdo es algo confuso o solo sucede que no quiero recordar. No voy a seguirte el juego dijo Julia y salió intempestivamente. Era de tarde, afuera solo gritos de niños jugando al fútbol, el claxon de un automóvil y levemente el sonido de los pájaros silbando. Luego un “CRASH” y las voces de los niños cesaron…Salí tan rápido como M…  luego ella se asió a mi camisa, lo demás aún no lo creo.

  Aquella noche me quedé un montón de tiempo despierto, sin poder imaginarme cosas lindas, pensando en lo mismo, pero sin lograr imaginarme la cosa pasando, solo voces asustadas, el silencio y de nuevo los gritos. Gire el torso, lance una mirada fija a la pared. Marla me abrazo mientras decía “No es tu culpa, tarde o temprano tenía que…”


Autor: "Hideki".

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