Delia , me propuso pasar aquella tarde con ella , nos saltamos la clase de ingles y nos fuimos a un parque cercano a su casa , donde me prodigo los más candidos besos e incluso llego a inventar otros , éramos jóvenes lo admito y nuestro calor febril estaba en efervescencia , aquella tarde la lleve a su casa ó ella me llevo, eso no lo sé bien , lo que sé y bien fue que aquella tarde irrumpí en su cuerpo como la noche irrumpe al día ,me enseño aquel colgante de su pecho y sus pechos mismos , odie el colgante por que me estorbaba , me estorbo cuando desabroche con mis labios su sostén negro , lloro por unos momentos cuando pose mi peso sobre sus piernas y me amo luego aunque odiándome porque gritaba que era un tonto adulador ,que no sabia como habíamos llegado hasta aquel lugar , su cama.
Integrada por estudiantes de la facultad de “Filosofía y Humanidades” de la Universidad Nacional San Agustín de Arequipa. Nuestro propósito es establecer una forma diferente de contemplar el panorama literario desde sus disímiles variantes. Cada paso cada huella deja en el tiempo una esencia impermeable que hace del hombre la señal viva de todo cambio.
Y cuando surgen los besos no hay nada màs que un silencio...
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El Marquès de Solaligue